COMENTARIO “La Hermandad del Escapulario”

Comentario de Medardo Urbina Burgos, sobre el libro de Rina Cárdenas Ulloa (periodista)
"La Hermandad del Escapulario" ( Libro en Pre-Prensa)

Nada puede ser tan maravilloso como los recuerdos y las ilusiones de un niño, pero más aún si ese niño ha nacido, crecido, y jugado en una de las islas del laberinto de canales del archipiélago austral chilote. Islas que se juntan por medio de una playa que queda al descubierto al bajar la marea, playa que los niños utilizan para pasar a la otra isla y volver antes que suba nuevamente la marea.

Las luces  en Chiloé tienen una significación especial: desde la infancia, todos los chilotes han escuchado que una luz solitaria y silenciosa que atraviesa el canal en una noche sin luna, ¡es un brujo!  Y la luz es el “macuñ” de su chaleco, que le permite volar  e ilumina su vuelo con la lumbre del aceite de un muerto, que los brujos extraen del pecho de la víctima: por eso se les llama también “pelapechos”.

Escuchar y vivir las múltiples historias  -oídas de labios de los abuelos-  alrededor de la cocina a leña, cuyo corazón arde permanentemente, a la tenue lumbre de un “chon-chon”,  resulta para un niño ¡fascinante!, para otros ¡escalofriante! y para todos …¡inolvidable!  Y si  estas historias son contadas desde la perspectiva de un niño, para ser leídas por y a los niños, el resultado es aún más impresionante.

Es lo que la autora ha logrado de un modo envolvente y cautivante a tal punto que el  lector no puede evadir el desenlace de tal o cual relato,  pues con un lenguaje sencillo y fluido, nos toma de la mano y nos lleva  gradualmente a la  playa donde se encontró un pez extraño, a la escuela de palafitos junto al mar, donde una niña presiente lo sobrenatural y su actitud nos dice que algo extraño está a punto de ocurrir, y seguimos al cartero ciego, cuyo sobrenatural sentido le permite saber a quién va dirigida esa carta y percibe si la noticia que trae es buena o mala. También nos lleva a descubrir la pisada del diablo en aquella roca de la playa, y seguimos el derrotero de los niños cuando ascendemos con ellos hasta la boca de la cueva de los brujos, donde  ellos celebran sus reuniones secretas, en aquellas noches sin luna.

El devenir del fascinante misterio se evidencia en los títulos de los capítulos: El diablo llegó en bote a remos / La huella del Diablo / El secreto /  El Brujo Blanco / El Monte Embrujado / La mañana del extraño pez / Mal de brujos /  Viento Largo / El Retorno del Coo /  La Noche de las Mantas / Arnoldo en el Caleuche / El Viajero del Tiempo.

En las palabras finales del libro, la autora dice; “La Hermandad del Escapulario es fruto de mágicos relatos de infancia, cuando las noches chilotas se iluminaban con velas y lámparas Petromax”.

"En esos años, las tardes se vivían alrededor de la cocina a leña y los padres tenían todo el tiempo del mundo para transmitir las historias que habían escuchado de sus abuelos, bisabuelos y aún más atrás”

 Y luego agrega “Las ilustraciones de este texto, nacieron en la alegría del taller de batik de pacientes de OncologÍa del Hospital Regional de Concepción”;  agradece y menciona los nombres “de aquellos niños  del taller que ya no están, pero que dejaron sus alegrías efímeras en los brillantes colores de sus obras, impresas en las sábanas de hospital, dadas de baja, después de meses de servir a los enfermos”, obras  que ahora  contribuyen a dar vida a las páginas de este libro, por los dedos, sentires, risas y alegrías de niños para los que la vida fue tan sólo ese efímero tiempo.

 

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